Presenciar un concierto de Enrique Bunbury en Zaragoza es como asistir al concierto de Año Nuevo en Viena, vivir un partido del Real Madrid en el Bernabéu o jugar una partida de black jack en el Bellagio de Las Vegas. Algo inigualable. Un lugar donde se mezclan las emociones y los deseos y que no deja de ser una consecuencia mortal de la admiración artística por el músico maño que cerrará la gira española “Mutaciones” en su ciudad natal de donde germinó el embrión de lo que hoy supone a nivel musical el interprete de rock más importante de nuestro país.
Plantearme los cientos de kilómetros para acudir a la cita como losa adherida a la pereza nunca fue una realidad, es más, la ilusión y la arrogancia encumbra este próximo concierto a una de las citas que con más aliento acudo.
La compañía de alguien muy especial para mi hace que volvamos a compartir un concierto otra vez de Bunbury y otra vez en Zaragoza casi nueve años después del histórico concierto de Héroes del Silencio en el estadio de La Romareda supone un aliciente y una motivación para vivir las canciones con la pasión desbordada en este corazón que no se cansa de latir.
Además, la perspectiva retrospectiva que el autor zaragozano firma para esta gira convierten su espectáculo en un continuo éxtasis de emociones donde las canciones de Héroes del Silencio se entrometerán con las de su carrera en solitario.
Gracias a que LadyTristeza tuvo a bien enviarme al olvido podré vivir con una emoción desbordada canciones como Infinito o Lady Blue, a la vivido durante muchas noches transitaré por El camino del exceso o nadaré Mar adentro para vivir una noche sin restricciones pasionales. Le pediré al presente Que tengas suertecita y que acuda a El rescate si así lo requiero. También me contaminó su pasión por los viajes, gracias a De todo el mundo o Planeta Sur elviajeambulante pude realizarlo.
No hay lágrimas, ni nostalgias, ni besos, ni esperanzas que compensen un concierto de Bunbury. No hay recompensa porque sus canciones representan todo ese tipo de gestos y sentimientos. No hay consecuencias más que las de una posible inmolación al precipicio de la exaltación, un cóctel explosivo de consecuencias impredecibles directas sobre el corazón.
No deja el cantautor aragonés indiferente a ningún asistente. En su cuadrilátero de confesión el púgil maño transmite la inconfundible personalidad de sus canciones cuales remedios o alusiones.
Apenas unos cuantos acordes para perder la noción del equilibrio. Déjenme estar entre dos tierras.
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